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Rutas del Arte, Tikal.

La ciudad de Tikal se encuentra situada en el Departamento guatemalteco de El Petén. Se trata de uno de los mayores y mejor conservados conjuntos de la civilización maya.

Texto por Manuel Merchán F.

Las ruinas se encuentran en el Parque Nacional Tikal, dentro de la Reserva Maya de la Biosfera (UNESCO). El Parque fue creado en mayo de 1955 para proteger tanto las ruinas arqueológicas mayas como el impresionante patrimonio natural que encierran sus selvas, y tiene una superficie de 576 kilómetros cuadrados. En el mes de octubre de 1979, Tikal fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. En la actualidad, las selvas de la Reserva Maya de la Biosfera representan la que es posiblemente la mayor masa forestal de América Central.

La civilización maya abarcó una gran superficie en México y América Central, desde la península de Yucatán, en el sureste del país azteca, hasta el norte de Guatemala y oeste de Honduras y El Salvador. Los antepasados de los mayas se instalaron en las tierras altas de Chiapas (México) a mediados del tercer milenio antes de Cristo; el monumento más antiguo de cultura propiamente maya es una estela fechada en el año 292, y se encuentra en la ciudad de Tikal.

La historia de los mayas y sus predecesores se ha subdivido en varios periodos. El Preclásico Temprano abarca desde el 2000 al 800 a. C., con el establecimiento de poblados de pescadores y agricultores en lo que hoy día es Chiapas (México) y El Petén (Guatemala). El periodo comprendido entre el 800 y 300 a. C. se ha denominado Preclásico Medio, y en esta época se fundan importantes ciudades, entre ellas la propia Tikal. Durante el Preclásico Tardío (300 a. C. a 250 d. C.) se construyen pirámides y templos, que se amplían de generación en generación durante siglos siguiendo líneas de parentesco familiar. Entre el 250 y el año 600 el Imperio Maya se ve invadido por Teotihuacan (México), aunque la cultura de los primeros logra prevalecer sobre la invasora, eso sí, incorporando elementos de las etnias del centro del país azteca. Las principales ciudades mayas alcanzan gran esplendor durante esta etapa, llamada de Cultura Esperanza. El Periodo Clásico Tardío, que abarca desde el año 600 al 900, representa la época de mayor apogeo de la cultura maya, con el Imperio dividido en reinos autónomos. La cultura de Chitzén Itzá y Uxmal se impone progresivamente, hasta llegar al declive de los reinos, entre los años 900 y 1200. El Periodo Posclásico Tardío abarca desde 1200 a 1530, y durante el mismo se desarrolló la cultura de los mayas “itzaes”, aunque el declive continuó hasta la llegada de los españoles a la Península de Yucatán, en el año 1517. A pesar de su declive cultural, los mayas Itzá resistieron militarmente la colonización española durante más de 170 años, hasta que el español Martín de Ursúa los derrotó definitivamente en el año 1697. La importancia de Guatemala fue enorme tanto en la época precolombina como en los años del Imperio Español, durante el cual constituyó la provincia principal y sede de la capital de Nueva España (en la ciudad de Antigua Guatemala, donde todavía hoy se yergue el Palacio de los Capitanes, sede de la Capitanía General de Guatemala), con vastos territorios que incluían desde el sur de México hasta el sur de Costa Rica. En la actualidad, Guatemala es el país con mayor porcentaje de población indígena de América Central; hoy día todavía sobreviven 6 millones de indios mayas, que conservan gran parte de sus antiguas costumbres, a pesar de los acentuados desequilibrios sociales entre la población blanca y la indígena.

La ciudad

Lo primero que asombra al visitante que se dirige a las ruinas de Tikal es la sensación de lejanía del mundo civilizado que impregna cada uno de los salvajes rincones del Departamento del Petén. El paisaje está dominado por la naturaleza virgen, y pequeños pueblos como Flores, creados sobre antiguas ciudades mayas, se aferran a un pedazo de tierra en el centro de lagos perdidos en la selva. Buena prueba de ello es el recibimiento que grandes pavos salvajes, monos, tucanes, colibríes y un sinfín de animales más suelen ofrecer al visitante como representación de la rica fauna que habita en la zona. Del mismo modo, no hay que olvidar que ésta fue y es la tierra del jaguar, junto con el quetzal uno de los principales símbolos de la cultura maya, y que estos grandes felinos siguen imperando en las junglas de Tikal al igual que lo hicieron cuando los mayas poblaban estas tierras. Todavía hoy la moneda del país, el quetzal, hace homenaje al pájaro sagrado de los indios guatemaltecos.

Tikal es, en esencia, un inmenso centro urbano de más de 16 kilómetros cuadrados de superficie, “enterrado” en una selva impenetrable y compuesto por más de 3.000 construcciones que incluyen templos, pirámides, cementerios, residencias, palacios, juegos de pelota y hasta baños de vapor. La naturaleza, omnipresente en cada rincón de Tikal, hace esta ciudad diferente de otros grandes complejos mayas, como Uxmal o Chitchén Itzá (ambos en Yucatán, México), que no han sido invadidos hasta tal punto por la selva. Cuando uno recorre los senderos de Tikal, se desenvuelve en un dédalo de caminos que surcan la selva; las imponentes construcciones, ocultas entre la maraña verde, “aparecen” sólo cuando uno se encuentra a escasos metros de ellas.

Tikal estuvo habitada desde aproximadamente el año 800 a. C. hasta el 900 d. C. y en su época de mayor esplendor, hace más de 1500 años, debió albergar hasta 100.000 habitantes. El entorno selvático en el que se encuentra ocultó la ciudad durante años, hasta que en 1848 fue redescubierta por una expedición gubernamental guatemalteca; la mayor parte de las construcciones se encontraban entonces cubiertas en todo o en parte por la selva, hasta el punto de que incluso hoy en día algunos templos son “sólo” una gran montaña de tierra cubierta de vegetación sobre la que despunta una pequeña construcción de piedra, correspondiente a la crestería. Muchos de ellos han sido restaurados, ofreciendo impresionantes estampas como la de la Gran Plaza o el Mundo Perdido.

En el conjunto arquitectónico de Tikal destacan varios complejos, aunque sobre todos los demás debe resaltarse el de la Gran Plaza. Escapando al carácter eminentemente selvático de las ruinas de Tikal, la Gran Plaza es una gran explanada de una hectárea de superficie rodeada de magníficas construcciones. El suelo original de la plaza, hoy cubierto de hierba, data de 150 años antes de Cristo. En su cara norte se yergue la Acrópolis Norte, un conjunto de edificios unidos entre sí por grandes escalinatas, y en el que se pueden apreciar desde grandes estelas, grupos de tumbas y pequeñas estancias techadas. La Acrópolis Norte es de libre acceso a los turistas, por lo que es posible disfrutar de las vistas que brinda desde sus edificios más elevados. En el sur de la Gran Plaza se encuentra la Acrópolis Central, de menor tamaño que la anterior, y empleada por sus creadores para funciones administrativas o como complejo residencial. Dominando la Gran Plaza, en las caras este y oeste de la misma, se encuentran los templos I y II, llamados “Del Gran Jaguar” y “De las Máscaras” respectivamente. Ambos son construcciones de forma piramidal, con escalinatas que acceden desde su base al piso superior; fueron construidos aproximadamente en el año 700 d. C., durante el reinado de Ah Cacao, que está enterrado en el primero de ellos. El Templo del Gran Jaguar, de 45 metros de altura aproximadamente, se encuentra en la actualidad restaurado sólo en parte, por lo que no es posible subir a él; el de las Máscaras, por el contrario, presenta una escalinata completamente restaurada que permite su ascensión, y proporciona desde lo alto una visión imponente del resto de la Gran Plaza. La ascensión por la escalinata del Templo de las Máscaras es una experiencia realmente fascinante, por cuanto que “esconden” su verticalidad (de más de 45 grados) hasta que uno intenta subir uno a uno sus peldaños. Desde lo alto de este templo, la sensación de vértigo se conjuga con la visión de las ruinas y la selva alrededor de ellas, haciendo del mismo una de las experiencias más impresionantes de Tikal. Junto al Templo I se hallan los restos de un Juego de Pelota y un Mercado, pero ambos se encuentran en estado prácticamente irreconocible. Perduran, sin embargo, las estelas de piedra situadas frente a la Acrópolis Norte y en la base de la escalinata del Templo II; los motivos de las mismas, fruto de numerosos estudios e interpretaciones, se basan a menudo en figuras intermedias entre humanos y animales, entre los cuales predominan los felinos.

Templo de la Serpiente

El otro gran conjunto que asombra al visitante de Tikal es el denominado Mundo Perdido o Plaza de la Gran Pirámide, 300 metros al suroeste de la Gran Plaza; en este complejo se puede observar la Gran Pirámide, la construcción más antigua de la ciudad. La pirámide tiene una altura aproximada de 35 metros; restaurada en parte, es posible ascender a la misma y contemplar la plaza de Mundo Perdido en toda su grandiosidad.

Para muchos visitantes, la visión más impresionante de toda la ciudad de Tikal es la del Templo IV, también llamado Templo de la Serpiente de Dos Cabezas, construido en el 740 d. C. Se trata de la construcción precolombina más alta del hemisferio occidental, por encima de las pirámides aztecas, y con sus 65 metros de altura se eleva majestuosamente sobre el dosel de la jungla de Guatemala. No se encuentra restaurado por completo, por lo que desde su base el Templo se “reduce” a una gran montaña de tierra sobre la que crecen maleza y árboles de gran porte. Es posible ascender a él a través de unas escaleras de madera de gran inclinación, atravesando una maraña de vegetación dispuesta a ambos lados de la pasarela. Una vez arriba, donde se encuentra visible la crestería construida en piedra, la vista es verdaderamente impresionante; hacia el este y en primer plano aparece el templo III asomando sobre el mar verde de la selva, y en segundo plano, las cresterías de los templos I y II se enfrentan a ambos lados de una Gran Plaza, que queda oculta por los árboles. Hacia el sur, la punta de la Gran Pirámide del Mundo Perdido se recorta sobre el dosel aprovechando un pequeño claro del bosque, dejando visibles los últimos tramos de sus escalinatas laterales. La visión de los templos recortados sobre la selva es una visión imborrable para todo aquél que ha visitado Tikal, y no en vano, es necesario casi abrirse paso entre los numerosos fotógrafos para poder acceder a una vista adecuada desde la que observar el espectáculo descrito.

Además de los mencionados Templos I, II y IV, existen en Tikal otros tres grandes templos, de estructura similar a los anteriores. El Templo III, llamado Templo del Gran Sacerdote, es una estructura de cerca de 50 metros de altura que posee un dintel original tallado en madera que representa un personaje humano cubierto por una piel de jaguar; se encuentra cubierto casi por completo por la selva, por lo que sólo es posible observar su piso superior, por encima del dosel forestal, y a través de una maraña de árboles. El Templo V se construyó alrededor del año 750 d. C. y se encuentra actualmente en fase de restauración. Por último, el Templo VI, o Templo de las Inscripciones, alejado del conjunto principal de ruinas de Tikal, presenta numerosas inscripciones en piedra, poco frecuentes en el resto de los templos de la ciudad. Posee el mayor jeroglífico de todo el conjunto arqueológico, aunque su estado de deterioro es considerable.

Además de los seis templos, en Tikal se pueden observar conjuntos arquitectónicos compuestos por construcciones de menor tamaño; entre estos conjuntos cabe destacar, por ejemplo, la Plaza de los Siete Templos. Existen en ella efectivamente siete templos de mediano tamaño que se encuentran dispuestos en fila; todos ellos son de similar apariencia, salvo en central, ligeramente más alto. En el extremo superior de algunos de estos templos crecen árboles que se aferran a la piedra; al igual que en otras muchas estructuras de Tikal, los árboles han enterrado sus raíces en la piedra de tal modo que es complicado, y a veces imposible, retirarlos sin destruir las construcciones. En el extremo oeste de la plaza de los Siete Templos se encuentran las partes traseras de las construcciones del Mundo Perdido y la Gran Pirámide. Otro de los edificios notables de Tikal es el Palacio de las Ventanas, hoy día bastante dañado, pero que conserva en pie buena parte de sus estructuras.

Muchas más edificaciones de mediano y pequeño porte se hallan dispersas por todo Tikal: el Complejo de las Pirámides Gemelas, las Plazas Este y Oeste, los Complejos N, O, P, Q y R, los grupos de edificaciones F y G, etc. Muchas de éstas no se encuentran restauradas, al igual que cientos de estelas y altares repartidos por toda la ciudad, por lo que se hacen precisas cuantiosas inversiones para continuar resucitando este exponente de la cultura maya. Pero junto al de la restauración de lo ya descubierto, se presenta otro reto de mayor importancia si cabe, y es el de descubrir la infinidad de construcciones que se deben hallar todavía ocultas en las selvas del Departamento del Petén, y que según los expertos podría ascender a 7.000, más del doble de las hasta ahora conocidas. El día que logremos recuperar de los brazos de la jungla guatemalteca nuevos templos de máscaras, palacios de reyes antiguos y altares con forma de jaguar, quizás se quede pequeña nuestra lista de maravillas del mundo.

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