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Miércoles, 7 de Junio de 2023, GalerÃa Antiqvaria
La apariencia de lo real
Cincuenta años de arte realista en España (1960-2010)
Del 06 de abril al 10 de septiembre de 2017
Para capturar en sus obras la cambiante y efÃmera apariencia de la realidad, los artistas de los diversos movimientos realistas han convertido el trabajo con la luz, el color y la perspectiva en un desafÃo técnico, capaz de confundir al espectador en su percepción de lo real y lo representado, y que para algunos creadores se ha convertido en una búsqueda vital. Éste es el caso de los realistas españoles de la segunda mitad del siglo XX que protagonizan esta exposición, cuyas obras reflejan su deseo de atrapar entornos cotidianos e Ãntimos. En un cruce de miradas entre el arte contemporáneo y la tradición, y a través de pinturas, dibujos y esculturas, esta exposición muestra sus aportaciones, muy diversas, a la exploración de lo real, su dominio extraordinario de una técnica minuciosa y su capacidad de generar imágenes con un gran poder evocador.
NATURALEZAS VIVAS
De género menor entre los maestros antiguos, la naturaleza muerta o bodegón pasó a ser una de las temáticas principales del arte contemporáneo. En España, la tradición naturalista barroca llega hasta los realistas contemporáneos, quienes actualizan los contenidos de aquellos magistrales bodegones de estudiadas composiciones, sobrios y con sorprendentes trampantojos, convirtiéndolos en imágenes despojadas y directas, tomadas de su vida diaria. Sus obras muestran la capacidad del arte para imitar la realidad, sirviéndose para ello de la iluminación, muy contrastada en los pintores barrocos, y llena de sugerencias atmosféricas en los actuales, y de un trabajo con las texturas, reflejos y espacios, buscando sensaciones táctiles y sugerencias espaciales más allá de los lÃmites fÃsicos de las obras.
REALIDAD FIGURADA
La pintura de figuras es acaso la que tiene un mayor anclaje realista, sobre todo cuando pretende reproducir no solo la apariencia humana sino también su espÃritu y su relación con el entorno. Los ejemplos de los siglos XVIII y XIX que abren esta sección juegan con el trampantojo de unos marcos fingidos, que las figuras desbordan como si acabaran de cobrar vida. Son parte de una tradición que, junto con ecos de la escultura clásica o de Velázquez, están en las obras seleccionadas de los realistas del siglo XX. En ellas, los personajes dialogan con el espacio que les rodea, buscando ese ilusionismo de realidad que reposa no sólo en la técnica, sino en su propia condición de seres mundanos, habitantes de un mundo tan real como el del espectador.
LUCES INTERIORES
Estos interiores domésticos introducen al observador en espacios de intimidad, de desconocidos, de los propios artistas o de personajes inventados, pero en los que no todo es visible, sombras o ventanas cerradas limitan el acceso. Ya sean lugares habitados, como en el caso de la pintura holandesa del siglo XVII, o vacÃos, como suele ser habitual entre los realistas españoles del siglo XX, la realidad espacial representada en estas obras apela tanto a la percepción visual, a través de la perspectiva y la luz, que construyen los escenarios y los dotan de aire dentro del cuadro, como a la sensibilidad, por el halo de misterio que sugiere presencias o ausencias, a través a veces de bodegones de objetos.
A PLENO SOL
Con el realismo del XIX la pintura de vistas urbanas se convirtió en un género de verismo casi documental, gracias a un uso preciso de la perspectiva, la luz, la estructuración de planos y el detalle en la descripción de calles y edificios. Para los realistas españoles contemporáneos será tema recurrente, centrado sobre todo en Madrid y combinando también ciudad y paisaje. Los espacios pintados por estos artistas suelen estar vacÃos, pero cargados de realidad pues han sido tomados del natural, buscando capturar la luz de momentos muy concretos del dÃa. Son obras de ejecución muy lenta que los realistas resuelven de formas distintas, desde su común preocupación por pintar la luz, bien llenándolas de sugerencias atmosféricas, dotándolas de aspecto fotográfico o con sorprendentes ambientes en los que el aire parece haber desaparecido.
Comisariado: Lourdes Moreno. Artistas: Antonio López, MarÃa Moreno, Isabel Quintanilla, Amalia Avia, Julio y Francisco López Hernández, Claudio Bravo, Cristóbal Toral, Eduardo Naranjo, Gerardo Pita, Manuel Franquelo y César Galicia, Francisco de Zurbarán, Miguel de Pret, Juan van der Hamen, Juan de Arellano, Jacobus Vrel, Luis Meléndez, Alonso Miguel de Tovar, Bartolomé Montalvo, Pere Borrell y Eduard Gaertner.
(Fuente: http://www.carmenthyssenmalaga.org)